Espejismos - Segundo Capítulo
Ya cerca del amanecer se encontraban muy lejos de aquella cabaña donde habían sido tan felices.
Se detuvieron en un pequeño oasis y se
refrescaron. Los caballos saciaron su
sed mientras ellos comían silenciosos. Al segundo día de viaje se percataron de que el semblante de
Marcos había cambiado. Se veía más ágil
y también más tremendo. Estaba sumamente
intranquilo, se notaba rebelde y le llevaba la
contraria a sus padres. El anciano atribuyó el cambio del niño al viaje, pero Lorena sentía algo
extraño. Algo no andaba bien. Javier
sentía lo mismo.
Esa noche frente a la fogata Lorena
acurrucaba a Marcos en su regazo
mientras Javier y el anciano conversaban. Al
poco tiempo empezaron a sentir un calor sofocante, miraron hacia la fogata pero ésta se había convertido
en una llama de medio metro de alto.
Todos retrocedieron y miraron
estupefactos la pequeña figura que salía de la enorme llama. Era una mujer pequeñita, algo así como una
enanita. Miró despectivamente al anciano
y se acercó a Javier. Después de hacer
una reverencia le dijo:
‑ He venido a
prevenirlos de este hombre, este anciano ha
sido falso con ustedes. Les ha mentido.
Lorena y Javier miraron
interrogantes al anciano. Este
retrocedió y dijo:
‑ Yo no les he
mentido, más bien trato de ayudarlos, los de
la aldea tratan de asesinar a su
hijo y yo estoy tratando de evitar que
eso suceda.
‑ Es cierto ‑ dijo
Lorena ‑ El trata de ayudarnos desde antes que Marcos naciera, él nos contó la
leyenda y está tratando de que no le
pase a nuestro hijo lo que le pasó al de
él.
‑ El les mintió ‑
dijo la mujer.
‑ ¿Y que querías
que les dijera, quieren de verdad saber lo
que me sucedió?. Yo creí en la leyenda y tuve con mi esposa a mi hijo, entonces los aldeanos se enteraron y
fueron a buscarnos. Asesinaron a mi
esposa pero yo pude huir con mi hijo.
Entonces me dirigí hacia el este, hacia las montañas, pero mientras más me acercaba la salud de mi
hijo se iba desmejorando así que cambié
de dirección y me dirigí hacia el oeste
para así salvarlo. Pero a pesar de todos mis esfuerzos, aún así él murió.
‑ Tu hijo murió
por tu falta de fe ‑ dijo la mujer ‑ La única
forma de salvar al mundo es llevando con fe a un niño inocente al Dios del Este, pero tu fallaste y
lo llevaste al Dios del Oeste, al dios
del mal y además de llevarlo a la muerte
empeoraste todo. Y nuevamente actúas mal y tratas de engañarlos a ellos. Tu fuiste quien alertó a
todos de la existencia del niño. El Dios
del Oeste mantiene cautiva el alma de
todos los niños que este hombre le ayuda a conseguir a cambio del alma de su hijo. El ha actuado
mal, con envidia y mentira.
Lorena miró a la mujer y
preguntó:
‑ Entonces, ¿ qué
debemos hacer ?
‑ Marcos ha sido
elegido para abogar por la bondad, su alma
es pura.
El anciano se acercó a la mujer que
había salido de las llamas. La miró con
malicia y dijo en tono burlón:
‑ ¿ Para abogar o
para ser sacrificado, porqué no les dices
que mientras más se acerquen a la montaña el alma de su hijo se irá apagando poco a poco hasta morir?.
Lorena comenzó a llorar de dolor y
Javier corrió a abrazarla. No sabían que
hacer. Si se quedaban o si seguían hacia
el Oeste su hijo moriría. Pero si avanzaban hacia el Este aunque el niño muriera no sería en vano.
Lorena no soportaba la idea de ver el
alma de su hijo sufriendo por toda la
eternidad como el hijo del anciano o dejar que los aldeanos lo mataran. Si se dirigían al norte
o al sur salvarían a su hijo, era
cierto, pero ¿ por cuanto tiempo? Así se
perdieran del alcance de los aldeanos no debían
olvidar que el noventa por ciento del mundo estaría detrás de ellos. El anciano al revelar la existencia
del niño había prendido una mecha que
explotaría al momento de darle muerte a
su hijo.
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