sábado, noviembre 3

La Guardiana de Cetus - Cuarto Capítulo

     La Guardiana de Cetus - Cuarto capítulo

     Zalixa quedó maravillada por lo que estaba frente a ella. Jesrael la miró y sonrió. Todas las nuevas guardianas tenían la misma expresión de sorpresa cuando cruzaban la "puerta".

La fortaleza era totalmente diferente a lo que Zalixa había imaginado. Frente a ella se elevaba una majestuosa edificación, similar a los castillos de los pergaminos de historia. Estaba rodeado de un enorme bosque, lleno de flores y aves. Un hermoso río cruzaba el bosque y desembocaba en una suave cascada a un lado del castillo. El cielo era dorado y una suave luz blanca iluminaba todo el lugar. Mientras el vehículo avanzaba Zalixa observaba pequeñas criaturas que corrían cerca de ellos. Había animales que sólo había visto en viejos manuscritos y que nunca habían existido en Ashgard. A pesar de la grandeza de todo el lugar, el castillo era la pieza central y se podía decir que se divisaba desde cualquier punto de aquel extraño mundo. Jesrael llamó la atención de su pasajera.


— Zalixa, ya puedes quitarte la burbuja. Aquí podemos respirar.

— ¿Quién hizo todo esto? — dijo mientras se despojaba del traje.

— Es una combinación. Cada guardiana ha "decorado" el lugar a su gusto, tratando de no eliminar lo que ya estaba hecho. Tu tía Lynx dijo que hubiera deseado vivir en el planeta de nuestros antepasados, pues en los pergaminos se le describía como un lugar maravilloso lleno de agua y flores. Cuando la traje a este lugar me dijo que lo primero que haría era crear un río como el de sus sueños, y veo que lo hizo. Pero eso fue hace muchos años.

— No entiendo como algo tan grande e iluminado no puede verse desde afuera.

— Eso lo logró Yraideé. Consiguió la manera de crear un campo atmosférico en este lugar y lo cubrió con la ceniza del planeta. Si fueras un invasor nunca podrías encontrar este lugar. Suponiendo que consiguieras el satélite nunca tendrías tanta suerte como para aterrizar en el sitio correcto. Este lugar sólo ocupa el 0,000001% de la superficie así que sería imposible llegar aquí.

— Pero si imaginamos que tienen suerte y consiguen dar con la "puerta". 

— Esa puerta sólo se abre por orden de la guardiana, si alguien tropezara con el campo atmosférico sería trasladado a otro lugar del satélite. Las paredes del campo actúan como un teletransportador, así que el invasor nunca se daría cuenta de que es trasladado a otro lugar. 

Jesrael interrumpió su explicación para indicarle a Zalixa que estaban entrando a los jardines del castillo. Llegaron a la enorme entrada y bajaron del vehículo. Hermosos pilares blancos sostenían el techo de la entrada. Una puerta de oro, preciosamente labrada se abría lentamente frente a ellos. Una mujer, vestida igual que Zalixa salió a recibirlos. 

— ¡Bienvenida Zalixa! — exclamó la mujer abrazándola fuerte. — Soy tu tía Lynx.

Zalixa abrazó fuerte a su tía. Era como si la conociera desde su infancia, aunque era la primera vez que la veía. Sus ojos eran almendrados, verdes como los de Jesrael, y reflejaban mucha paz. Zalixa se preguntaba si alguna vez vería su rostro, sin que la tela interfiriera.

— Siento como si ya nos conociéramos — dijo Zalixa.

— Es porque siempre he estado en tus sueños — respondió la tía sonriendo.

— ¿Cómo has estado Lynx? — interrumpió el anciano.

— ¡Jesrael! — sus ojos se iluminaron — no pensé que tu vendrías a buscarme.

— No me lo perdería por nada del mundo.

— Es que hace tantos años... Casi treinta.

— Treinta y dos, para ser exactos — corrigió Jesrael.

— Te creo, aquí el tiempo no es algo que interese tanto. No has cambiado mucho.

— Tu tampoco — sonrió el piloto — Sigues teniendo esa hermosa mirada como la última vez que te vi.

— Y de eso hace treinta y dos años exactamente.

Ambos rieron. Zalixa los miraba y sintió pena por su tía. Si no hubiera sido una Deneb posiblemente hubiera encontrado un varón como Jesrael y hubiera sido feliz. Pero ahora no había oportunidad para ella, pronto moriría y regresaría a Ashgard sin vida. 

Lynx los invitó a entrar al castillo para que descansaran de su largo viaje. Después de la cena Jesrael se retiró para hacer los preparativos del traslado de pertenencias de las guardianas. 

Ya a solas, Lynx habló a su sobrina.

— Zalixa, tenemos muy poco tiempo y debemos aprovecharlo al máximo. Sé que hubieras querido descansar un poco más, pero será cuando yo me marche. Debo prepararte para tu nueva misión antes de morir.

— Pero tía, yo fui instruida desde que era una niña. No tienes por qué preocuparte.

— No es así Zalixa. 

— No comprendo — dijo la joven.

— Ven, vamos al salón de la Gema Azul. Allí se encuentran todos los libros, pergaminos, discos del saber y aros de música que se han recopilado a lo largo de todos estos años y que te serán de mucha utilidad.

Zalixa la siguió. Cruzaron un largo pasillo y llegaron a una enorme habitación llena de estantes y repisas. Ni siquiera el Salón de la Sabiduría de Ashgard era tan grande ni tan surtido. En el centro del salón estaba una hermosa plataforma ovalada de mármol suspendida en el aire. Dos enormes estalactitas bajaban del techo, sujetando una plataforma. Sobre ella estaban incrustadas hermosas piedras de intensos colores, y en el centro una piedra azul eléctrico, en forma de diamante y de unos cuarenta centímetros de alto.

— Este es nuestro lugar de trabajo. En esta plataforma podrás encontrar las Gemas de Vida de cada una de las guardianas.

— ¿Qué son Gemas de Vida?, nadie me habló nunca de eso.

— Es porque nadie ha estado nunca en este lugar. Los únicos seres que han traspasado la "puerta" son las guardianas y los antepasados de Jesrael. La tripulación de la nave jamás ha entrado a la fortaleza. La mayoría de las cosas que te han dicho no son ciertas, no porque quisieran mentirte, sino por total desconocimiento. Es por eso que cada guardiana elige una gema y graba en ella todas sus experiencias en este lugar. Es como un diario de cada una de nosotras. Debajo de cada gema se encuentra el nombre de su dueña y puedes acceder a ella por medio del tacto. Colocas tu mano sobre la gema y controlas su contenido por la voz. Tus preguntas serán respondidas por la voz de la Gema Azul y se te presentarán hologramas que te mostrarán los hechos que buscas. La piedra central es la Gema Azul. Por ella puedes comunicarte con los Cristales Vivientes. Además, ella te mostrará tu nivel de poder y tu nivel de vida. También te avisará sobre los sucesos en el exterior y todo lo que tenga importancia. La Gema Azul vigila también el nivel de vida de Dracos. Él debe permanecer joven, no podemos permitir que envejezca y mucho menos que muera. Tu poder es el que controlará la Gema Azul, si el poder cae, la Gema Azul sería destruida y la fortaleza se desintegraría. Todas las instrucciones se encuentran aquí.

Lynx mostró a Zalixa la manera de usar la Gema Azul y cómo acceder a cualquier información por medio de las Gemas de Vida. La instruyó en el manejo de su poder y todas las cosas que formaban el salón de la Gema Azul.

La instrucción duró varias horas y Zalixa se preguntaba si podría recordarlo todo cuando estuviera sola. La mente de la joven parecía una esponja, grababa automáticamente cada palabra que su tía decía. Se dio cuenta de que poseía poderes que jamás imaginó tener y Lynx le mostraba cómo usarlos sabiamente. Sin embargo, mientras más aprendía la joven, más débil se sentía la tía. Después de varias horas, Lynx se despidió de su sobrina y fueron a descansar.

Al día siguiente Zalixa y su tía salieron del castillo. Pasearon por los jardines y por el bosque. Jesrael no las acompañó pues estuvo trabajando todo el día en embarcar y desembarcar las pertenencias de las guardianas.

Mientras caminaban por el jardín Zalixa observó un pequeño animal que corría cerca de ellas.

— ¿Qué criatura es esa? — preguntó a su tía.

— Es una ardilla. La creó una de nuestras antepasadas. Existían en nuestro planeta azul y al parecer a aquella guardiana le encantaban. Cada una de nosotras ha creado cosas nuevas para embellecer este lugar. Yo quise que hubiera un río y me tomó tres meses crearlo. También cambié un poco el aspecto del castillo. Me fijé en un modelo de uno de nuestros cuentos antiguos. 

— ¿Y el cielo? ¿Por qué dorado?

— Porque es un color hermoso. En los pergaminos que vi sólo se mostraba el castillo, pero no mostraba el color del cielo. Nuestros antepasados se contradecían mucho. Unos decían que el cielo era azul, otros que blanco y azul, algunos decían gris y los más mentirosos hablaban de colores violeta, rojo y naranja. A mí me pareció que el dorado sería un hermoso color para el cielo. Pero si no te gusta puedes cambiarlo.

— ¡Oh no!, el dorado me parece bien.

— Como quieras Zalixa, pero recuerda: esta será tu casa para toda tu vida, así que debes hacer que se vea lo más agradable posible para ti. Nosotras, las antiguas guardianas no nos molestaremos por lo que hagas.

— Gracias tía, pero todo esto ya es lo bastante hermoso para mí. 

— Pues bien, ya es hora de que sigamos con tu entrenamiento. Te enseñaré a crear una vida.

Zalixa atendió a las instrucciones de su tía. Aprendió a crear animales, plantas, flores, montañas, lagos, aire...

— Tía, ¿por qué si podemos crear seres vivos, no podemos crear a alguien que nos acompañe, una vida como nosotras?

— Porque no somos el Ser Supremo. Creamos cosas de la fantasía, que pueden moverse, alimentarse y crecer por nuestro poder, pero sólo el Ser Supremo puede hacer una vida superior, como tú o como yo. 

— Entiendo, ahora hay algo que me dijeron los Cristales Vivientes y que no comprendí.

— ¿De qué se trata?

— Ellos revisaron mi cuerpo y luego dijeron que no existían marcas. ¿A qué marcas se referían?

— Es una antigua leyenda. Se dice que cuando Dracos fue capturado una sortija cayó de su dedo. Yraideé la tomó en sus manos y se la dio, pero Dracos la rechazó. Dijo que se vengaría por todo lo que había ocurrido y que guardara la sortija pues su marca aparecería en una de sus descendientes. Aquella que tuviera la marca sería la causante de la destrucción de Ashgard y el triunfo de Antares. La paloma liberaría al dragón y éste la devoraría después. 

— ¿Y cómo es la sortija?

— Nadie lo sabe. Dicen que una noche Gemane, dios de los sueños, mostró a Yraideé el futuro y horrorizada ante lo que vio destruyó la sortija para liberar a nuestra familia de la maldición. Yraideé nunca contó lo que vio. Los Cristales Vivientes piensan que una marca con el grabado de aquella sortija aparecerá en el cuerpo de la elegida.

— Me alegro de no tener ninguna marca – dijo Zalixa suspirando con alivio.

Al mediodía fueron a la habitación de Lynx. Ella le mostró a Zalixa sus zafiros del recuerdo y le obsequió muchas de sus pertenencias.

— Ya no necesitaré nada de esto, quiero que lo conserves Zalixa. Nadie los apreciará más que tú. Ahora no necesito cubrir mi rostro, tú eres la nueva guardiana y yo estoy libre.

Diciendo esto, Lynx se despojó de la túnica de las guardianas. Zalixa observó aquello como una especie de ritual, donde una mariposa se despoja de su crisálida para volar libre al viento. A pesar de los años, Lynx se había conservado hermosa. Su cabellera dorada cubría su espalda, sus hombros y su pecho. Su rostro era ovalado, con labios delgados color carmín que resaltaban el hermoso color verde de sus ojos. Su Sagitta (pequeña piedra de nacimiento que se encuentra incrustada entre las cejas) era de color amarillo y brillaba lánguidamente. El color amarillo pronto pasaría a ámbar y eso significaría que su hora había llegado. 

Lynx pidió a Zalixa ver su rostro, para recordarlo antes de su muerte. La joven descubrió su cabeza dejando ver su ondulado cabello color lila que contrastaba profundamente con el color azul de su Sagitta. En las vírgenes el color del Sagitta variaba de azul oscuro a verde esmeralda. Al perder la virginidad se tornaba rojo rubí y al procrear, se volvía rojo granate. Con el paso de los años pasaba de rojo a naranja y de naranja a amarillo. Hacía quince años que el Sagitta de Lynx se había tornado de verde a amarillo.

— Eres muy hermosa — dijo Lynx — es una lástima que tu Sagitta nunca se torne rojo. Me siento culpable.

— No es tu culpa tía. Imagina como puedo sentirme yo al saber que soy la última persona que hablará contigo.

— Tienes razón, no debemos pensar en eso. Ya no necesito el manto de la guardiana, ahora me vestiré con lo que yo quiera.

Fue al armario y tomó una hermosa túnica de color verde y dorado. Se la puso con orgullo, no como una persona que vestía sus últimas ropas sino como la virgen que pronto se unirá al varón de su vida. Se veía muy hermosa...

— Tía

— Dime Zalixa.

— Si los Antarianos no saben dónde estamos y Dracos no puede comunicarse con ellos, ¿cómo saben que su jefe está con vida? Si Dracos muriera no habría manera en que ellos pudieran enterarse.

— Desgraciadamente no es así. Es verdad que el campo de poder anula cualquier tipo de comunicación de Dracos a su gente. Sin embargo, Dracos también posee ciertos poderes. En el centro de Antares se encuentra un enorme rubí suspendido en el aire. La vida de Dracos es la única que puede mantener en el aire tan pesada gema. Si Dracos enferma, es herido o envejece, la gema descenderá poco a poco. Si él muere el rubí caerá al suelo, rompiéndose en mil pedazos. 

— ¡Pero él podría hacer que la gema cayera!

— Si lo hace morirá. Sería un suicidio. 

— Pero suicidándose lograría que su gente acabara con Ashgard.

— Así es Zalixa. Lo que sucede es que Dracos es sumamente orgulloso. Antes que a nuestro pueblo, los seres a quienes más odia es a nosotras, las guardianas. Él ha jurado que dará muerte a todas las mujeres de la familia Deneb, y luego profanará los cuerpos de las guardianas que estemos muertas. Dice que es un placer al que no piensa renunciar. Por ahora, su obstinación ha causado la infelicidad de muchas de nosotras y se ha deleitado con nuestras muertes. Es un ser lleno de odio, rencor y sed de venganza. Esta noche lo conocerás pues ya es hora.

— ¿Dónde está su celda?

— Él no está prisionero en una habitación, él está prisionero en Cetus. Este castillo se divide en dos partes, la derecha y la izquierda. Nosotras vivimos en la parte derecha y Dracos tiene sus dominios en la parte izquierda. En el primer piso has debido ver las dos escaleras.

— Es cierto, pensé que luego me mostrarías hacia dónde conducían aquellas escaleras. Pero... ¿no es peligroso que Dracos ande suelto? ¡Podría dañarnos!

— No puede. Si la guardiana de turno muere sin ser reemplazada la fortaleza se destruiría y él también moriría. Además, somos más fuertes y poderosas que él. Utiliza todo lo que te enseñé y lo comprobarás.

— No sé si pueda acostumbrarme a esta vida. Tengo mucho miedo — dijo Zalixa abrazando a Lynx.

— No te preocupes, recuerda que no estás sola. Mi espíritu y el de las demás guardianas estarán siempre dentro de ti. Lo que debes tener en cuenta es que nunca debes creer una sola palabra que provenga de Dracos. Tiene el don del habla y puede convencerte fácilmente. Recuerda que detrás de sus acciones siempre se esconde una segunda intención. El siempre buscará la forma de acorralarte y hacer que cumplas su voluntad. A pesar de nuestros poderes, no debemos olvidar que somos las hembras de nuestra raza y somos vulnerables a las acciones nobles, a los sentimientos y al amor. 

Zalixa observó el rostro de su tía y notó que su Sagitta comenzaba a perder su color. Esto entristeció mucho a la joven pues la hora estaba cerca.

Al anochecer Zalixa estaba casi totalmente instruida. Prepararon una hermosa cena e invitaron a Jesrael.

El anciano quedó maravillado al ver a Lynx sin la túnica de guardiana. Mientras cenaban las miradas de Jesrael y Lynx se cruzaban continuamente.

— Tía Lynx — dijo Zalixa — Ahora que yo estoy aquí significa que tú no eres más la guardiana, ¿Cierto? 

— Así es Zalixa, es por eso que no visto como tú.

— Entonces ¿por qué no inviertes el poco tiempo que te queda y te entregas al amor?

— No te entiendo — dijo Lynx con sorpresa.

— Quiero decir que de ahora en adelante yo haré mi trabajo y tu quedas libre para cumplir tu sueño. 

— No sé de qué hablas Zalixa, además aún hay cosas que debo enseñarte.

— Las cosas que falten las aprenderé por mí misma. Me he dado cuenta que mientras más cosas me expliques más cerca está la muerte de ti. Cada pregunta que respondes apaga más y más tu poder y la llama de vida que te queda. Sé que, si continuamos con las enseñanzas esta noche, mañana entrarás a la nave sin vida y no es lo que quiero.

— Aprecio lo que quieres hacer, mi niña, pero aun así yo moriré antes de entrar a la atmósfera de Ashgard. 

— Lo sé tía, pero puedo posponer un poco tu muerte. 

— ¿Para qué?, eso no tiene sentido.

— ¡Claro que sí! He notado que entre Jesrael y tu existe una atracción muy fuerte, además, estoy segura que tú eres el amor al que Jesrael tuvo que renunciar hace muchos años. Por eso quiero que las pocas horas que te restan de vida las pases al lado de él.

— Has perdido el juicio — dijo su tía molesta.

— No tía. Quiero que aproveches esta última oportunidad que te da el Ser Supremo. Tienes la suerte de que el hombre que amas esté aquí y, además, ya no tienes nada que te detenga. Eres en este momento una más de la familia Deneb, ya no eres la guardiana y todos tus poderes se encuentran dentro de mí. 

— No sé — dijo Lynx pensativa — esto nunca había sucedido. 

— Por favor tía, hazlo por mí. Además, estoy segura que Jesrael apoya mi idea ¿No es cierto?

Jesrael no respondió. Una parte de él decía que sí, pero la otra tenía miedo, miedo de lo que estaba proponiendo aquella jovencita. Era algo que debían pensar muy bien pues estaba en juego el futuro de Ashgard.

Zalixa observó la duda en el rostro del anciano y dijo:

— Jesrael, sé lo que piensas. Ustedes pueden vivir este amor sin perjudicar a nadie. Las leyes dicen que una guardiana no puede perder su virginidad, pero enamorarse no implica necesariamente que deban unirse. Además, no creo que el amor disminuya nuestros poderes sino todo lo contrario.

— Tienes razón — dijo Jesrael — he amado a Lynx por más de treinta años y esto nunca impidió que ella hiciera su trabajo. No necesito poseerla para demostrar que la amo. 

— Entonces — dijo Zalixa sonriente — de ahora en adelante quiero que imaginen que este es su paraíso de amor y que yo no existo. Deseo que mi tía sea muy feliz antes de reunirse con las estrellas.

Jesrael y Lynx aceptaron. Sin embargo, aún Zalixa debía conocer a Dracos y Lynx era la indicada en llevar a su sobrina ante su presencia.

Después de una hora, Zalixa y Lynx subieron las escaleras que conducían a los dominios del prisionero. La joven estaba aterrada. En Ashgard la nueva generación no sabía exactamente qué aspecto tenía Dracos. Todos imaginaban que era un ser horrible, un monstruo. A los infantes se les amenazaba con Dracos cuando no obedecían o como reprimenda. 

— ¿Cómo es Dracos? — musitó Zalixa.

— Bastante obstinado. Las primeras guardianas decían que era diabólico, y se negaba a hablar. Después le dio por perseguir a las guardianas y destruir todo lo que éstas creaban. Conmigo decidió utilizar la tortura psicológica, con muy pocos resultados. Debes tener mucho cuidado pues con cada guardiana usa una táctica diferente. Siempre buscará la forma de hacerte sentir mal y si encuentra tu punto débil lo aprovechará al máximo para lograr sus propósitos. Recuerda que su objetivo principal es escapar de Cetus y acabar con las guardianas y toda la familia Deneb. 

— No lo olvidaré, ahora no me digas nada, pues no quiero tomar más de tu tiempo. 

Al final de las escaleras se encontraba una enorme puerta de oro. Lynx la abrió lentamente y dijo en voz alta:

— Dracos, necesito hablar contigo.

No hubo respuesta. Lynx insistió.

— Dracos, por favor. Hay alguien que quiero que conozcas.

Todo permanecía en silencio. Para Zalixa aquel tono de familiaridad de su tía para con Dracos no le pareció extraño. Dos seres que habían compartido tantos años en el mismo lugar no podían tratarse con odio y distancia. De pronto se oyó el crujir de una puerta y unos pasos que se acercaban. El corazón de Zalixa latía aceleradamente y sentía que su aura se tornaba azul. Una sombra se acercaba lentamente hacia ellas y poco a poco se fueron definiendo los rasgos del prisionero. Zalixa quedó asombrada ante el aspecto de aquel ser. Tenía piernas y brazos con forma humana, su piel era color canela y su rostro era hermoso. Su cabello era caoba, ondulado y cubría sus hombros. Sus labios eran gruesos y suaves, y sus ojos tenían el mismo color azul profundo del Sagitta de Zalixa. Llevaba un traje negro y una majestuosa capa vinotinto caía sobre sus hombros hasta sus pies. No era el monstruo que Zalixa había imaginado, era exactamente igual a los varones de Ashgard, la única diferencia era el tono de su piel. Ella y su gente tenían la piel rosa pálido. 

Dracos observó a Lynx y con tono de burla dijo:

— Sabía que eso de ser guardiana no era para ti, aunque te veías más hermosa con la túnica blanca que con ese vestido. Pareces una Kalen.

— Gracias por la alabanza — respondió Lynx — tú sabes que lo que me digas me tiene sin cuidado. Zalixa — dijo dirigiéndose a la confundida joven — una Kalen en Antares es una hembra que pertenece a la corte del rey y que sirve de regalo para los visitantes de su planeta. Acostumbran mejorar su imagen mediante pócimas y ungüentos de colores. Pasan su vida uniéndose a cuanto varón se les antoje a los miembros de la corte y luego terminan siendo el entretenimiento de la flota guerrera. Mientras vivas en Cetus aprenderás muchas costumbres del pueblo de Antares y descubrirás lo atrasados que están en cultura y sabiduría. Son una raza de bárbaros donde la palabra civilización es desconocida.

— Veo que a pesar de que estas muriendo aún tienes fuerzas para insultar a mi gente — agregó Dracos molesto.

— Tu comenzaste, además, yo sólo vine a despedirme de ti y a que conocieras a tu nueva guardiana.

— Ella no es una guardiana, es una niña — dijo Dracos observando a Zalixa — ¿Qué le sucede a tu gente? ¿Acaso mandan a niñas a hacer el trabajo de adultos?

— No soy una niña — contestó Zalixa — Tengo diecisiete años.

— ¿Y eso qué? — se burló Dracos — Diecisiete años no son nada para cuidar al rey de Antares. Y luego Lynx dice que nosotros somos los bárbaros. Nunca enviamos a nuestros niños a hacer el trabajo de un adulto.

— No te confíes — argumentó Lynx — ella sólo es joven por nacimiento, pero no en sabiduría y poderes. Recuerda que dentro de ella hay más de quinientos años de experiencia. Sus poderes son superiores a los míos y su juventud los incrementa aún más. 

— Pues no quiero a esta mocosa aquí — dijo Dracos lleno de cólera — Llévatela de Cetus y trae a alguien que esté preparado.

— Lo lamento Dracos, pero Zalixa es la guardiana en este momento, yo sólo cumplo con informártelo. Espero que te comportes como un rey y no como la bestia que has sido los últimos trescientos años. 

— Lárgate de mis dominios — gritó Dracos — Llévate a esta niña y a su joroba lejos de mi vista.

— ¿Joroba? — preguntó Zalixa confundida.

Lynx miró a Zalixa y le hizo señas de que se mantuviera callada.

— Está bien Dracos, ya nos vamos. Sé que en realidad no estás molesto sino triste porque yo me marcho. Espero que trates bien a mi sobrina y quizás ella pueda enseñarte lo hermosa que puede ser la vida si eliminas de tu corazón el odio y el rencor.

— Cállate y márchate — gritó Dracos cerrando la puerta frente a ellas — Espero que tu muerte sea dolorosa como...

Sus últimas palabras no se escucharon. Zalixa sintió que lejos de aquel odio que Dracos quería demostrar se encontraba un profundo dolor. 

Mientras bajaban las escaleras Lynx sentía que las piernas le fallaban. Zalixa la tomó fuertemente del brazo y la ayudó a bajar los escalones finales. Jesrael corrió a su encuentro y ayudó a Zalixa a llevar a Lynx a su habitación. La joven cambió sus ropas y la acostó. Se sentó a su lado y comenzó a llorar.

— No llores Zalixa — dijo la tía tomando las manos de la joven — Esto tenía que ocurrir. 

— Pero no quiero que mueras. 

— Así ha sido por más de medio siglo y así será hasta que la guerra entre Antares y Ashgard realmente termine. Recuerda que vivimos dentro de una bomba de tiempo y si no actuamos con cuidado puede estallar. 

— Lo sé tía, pero no es justo que por la terquedad de esa persona tantas hembras de nuestra familia deban tener esta vida, que lejos de ser una prisión para Dracos es un castigo para nosotras. Tu merecías tener una vida mejor, al lado de Jesrael y por culpa de Dracos, ustedes tuvieron que separarse.

— Te digo que no debes estar triste por mí. Yo tuve la suerte de conocer el amor antes de llegar a Cetus. Jesrael y yo estuvimos a punto de unirnos antes de que fuera llamada a ocupar este lugar. Gracias a ti tengo la oportunidad de morir cerca del ser que amo. Yo en cambio estoy triste porque sé que tú no conoces el amor y nunca tendrás oportunidad de conocerlo. Dracos tiene razón, eres una niña. Yo tenía veintisiete años cuando vine a Cetus, y para ese momento era la guardiana más joven. 

— Aun así, tía, no quiero que mueras. 

Jesrael sintió pena por Zalixa y la invitó a salir al jardín.

— Es mejor que tu tía descanse — dijo Jesrael ayudando a Zalixa a levantarse — Ha tenido un día muy duro y mañana en la noche deberemos partir, así que es mejor que duerma un poco y así estar lista para el viaje.

Zalixa asintió y besó el Sagitta de su tía. Salieron de la habitación y se dirigieron al jardín. Los ojos de Zalixa seguían húmedos y su corazón adolorido. Jesrael la llevó a la orilla del río y la invitó a sentarse. El cielo había perdido su color dorado y ahora era negro. Las estrellas y el reflejo de su planeta brillaban como diamantes sobre terciopelo negro. Jesrael apoyó la cabeza de Zalixa sobre sus piernas y ésta encogió las suyas quedando acostada en posición fetal. El anciano acariciaba el rostro cubierto de la joven, tal como lo haría un abuelo consolando a su nieta preferida.

— Zalixa, sé que esto es muy duro para ti. Esta es la tercera vez que veo morir a una guardiana. Es horrible saber que aquel hermoso ser que traes a Cetus, lleno de vida es al que buscarás dentro de unos años lleno de muerte. Las dos veces anteriores las guardianas murieron aquí, en Cetus. Tuvimos que preparar su cuerpo en la cámara de conservación para el viaje. Lynx casi no tuvo tiempo de conocer a su antecesora. Fue instruida tan rápida y totalmente que no tuvo tiempo de darse cuenta que por cada conocimiento la guardiana perdía vida. Por este motivo su dolor no fue tan grande como el que sientes tu ahora. Ella se ha dado cuenta de esto y quiere adelantar su muerte para que tu sufrimiento no sea mayor. 

Zalixa no pronunció palabra. Jesrael continuó.

— Gracias a ti, Lynx y yo podremos estar juntos y eso es algo que ambos te agradeceremos hasta la eternidad. Sé que cuando llegue tu hora yo no seré quien venga por ti, pero puedes estar segura que mi nieto sabrá lo que has hecho y te estará profundamente agradecido. Mi familia te recordará por siempre y tu nombre será un símbolo de esperanza para nuestros descendientes hasta el fin de nuestros días.

La joven miró al cielo y vio al Lucero Milenario. Recordó a su madre y a su familia y reflexionó. Ciertamente era injusto todo aquello, pero si con eso su familia y todos los habitantes de Ashgard estaban a salvo, el precio era mínimo. Una vida a cambio de miles era lo más justo.

— Jesrael — dijo la joven menos triste — si amabas tanto a mi tía ¿por qué te uniste a otra persona?

— Fue deseo de tu tía. No sabíamos si yo estaría aún con vida para este momento así que ella me hizo prometer que no me quedaría solo. Después de dejarla aquí estuve muy triste, pensé que moriría. Después de dos años conocí a Minax y me uní a ella. Tuvimos cuatro hijos, dos varones y dos hembras. Amaba a Minax, pero no podía olvidar a Lynx. Eran dos amores diferentes. Con Minax sentía paz, seguridad, calor y ternura. Lynx en cambio, siempre me hizo sentir aquel deseo de no apartarme nunca de ella, de dormir y despertar a su lado, de unir nuestras auras hasta su máxima expresión, de protegerla y amarla con locura. 

— ¿Y Minax lo sabía?

— Sí. Ella siempre fue un ser comprensivo. Estaba segura que yo nunca le fallaría.

— Pero ahora debe estar preocupada.

— No Zalixa. Minax murió hace cinco años. Sus últimas palabras fueron: Quiero que seas tú quien traiga de regreso a la guardiana, cuando eso suceda yo descasaré en paz.

— Lo lamento, no sabía...

— No te preocupes. Eso me dolió mucho pero ya pasó. Minax ocupó un espacio muy importante en mi corazón y supo hacer que yo la amara poco a poco. Nunca invadió el espacio que Lynx ocupaba en mi corazón y nunca reprochó nada. Como te dije antes, era un ser maravilloso, tan maravilloso como tú.

— Gracias Jesrael — dijo Zalixa incorporándose — creo que es mejor que no pierdas tu tiempo conmigo. Creo que Minax no me perdonaría que robara el poco tiempo que tienes para estar con mi tía. Ve con ella, no quiero verla hasta mañana en la noche, antes de que se marchen. Si ella me ve buscará la forma de explicarme lo que falta y tengo un salón lleno de pergaminos, aros y gemas que pueden hacer el mismo trabajo. Hazla feliz.

Y diciendo esto se alejó de Jesrael, sintiendo que su corazón se llenaba de tristeza y felicidad al mismo tiempo.

Al día siguiente Zalixa se encerró en el salón de la Gema Azul. Estudió todos los manuscritos que su tía le había indicado. Escuchó los relatos de las gemas de las guardianas y eligió la gema que le serviría de diario. Eligió el zafiro blanco, que para sus antepasados representaba la inocencia. Relató su llegada a Cetus, su encuentro con Dracos y el amor de Lynx y Jesrael. Mientras lo hacía, observaba por la hermosa ventana de cristal a la pareja. Parecían dos jovencitos enamorados. Jesrael tomaba firmemente el brazo de Lynx para ayudarla a caminar. Ella se apoyaba en él buscando su protección y su cercanía. Desde el cristal Zalixa podía ver cómo el aura de su tía se extinguía lentamente y cómo sus ojos verdes brillaban de felicidad.

Recorrieron juntos los jardines y los bosques. Lynx mostraba orgullosa todas las criaturas que había creado y contaba de dónde había sacado la inspiración. Les llamaba "sus hijos" pues los había creado y cuidado con mucho amor. Jesrael elogiaba su trabajo y cuando tenía oportunidad le decía frases de amor al oído. Él la besaba con mucha ternura, como con miedo de hacerle daño. Ella disfrutaba cada beso y cada caricia, como si quisiera llevarse cada sensación a la tumba. 

Zalixa salió al jardín. Quiso crear una fuente frente a la entrada y prometió que después de que su tía durmiera con las estrellas, la haría. En ese momento no era posible pues sería robar vida de Lynx. Mientras caminaba sintió que era observada. Se volteó y miró hacia la parte superior del castillo. No parecía haber nadie. Las ventanas estaban cerradas y la pareja de enamorados estaban a la orilla del río, frente al castillo. Pensó que la imaginación jugaba con ella, pero en ese momento vio algo que se movía en una ventana del tercer piso. La luz se reflejaba en el cristal, dificultando la visión para Zalixa. Haciendo un esfuerzo, vio el rostro de Dracos. No tenía expresión y no la miraba a ella, como imaginó al principio. Siguió con la mirada la dirección de los ojos de Dracos y descubrió lo que observaba con tanta atención. 

"Está mirando a mi tía y Jesrael" pensó. Miró nuevamente a la ventana, pero Dracos se había marchado. Zalixa estaba confundida. El rostro de Dracos no reflejaba odio ni rabia. Tenía una expresión extraña que no podía descifrar. Además, ¿qué hacía Dracos observando a la pareja?

Las preguntas invadían la mente de Zalixa. En ese momento sintió que su tía la llamaba. Zalixa se negó a acercase a ella e hizo señas a Jesrael. Este tomó a Lynx en sus brazos y la besó. Zalixa aprovechó ese momento para correr al castillo y esconderse de su tía.

Al anochecer, Jesrael estacionó el vehículo espacial frente al castillo. Zalixa tuvo que ayudar a su tía a vestirse y a colocarse la burbuja de oxígeno. Esta vez usaría el traje de la guardiana, pero no cubriría su cabeza. Su suave cabello caía sobre la hermosa tela y su rostro mostraba una extraña belleza. Ya su Sagitta casi había perdido su color. Ahora era ámbar y cristalino. La joven contuvo las lágrimas. Lynx estaba pálida y se notaba fácilmente que debía hacer un esfuerzo muy grande para moverse. Su respiración era muy suave y su voz muy baja. Antes de cerrar la burbuja Zalixa abrazó a su tía, no demasiado fuerte para no hacerle daño.

— Te amo tía, y nunca, jamás te olvidaré. Haré un pergamino con tu historia para que las guardianas que vengan después de mí te conozcan y te amen como yo te amo ahora.

— Y yo contaré a las guardianas que están en las estrellas lo hermosa que eres, tanto en espíritu como en aspecto. Antes de morir haré mi más bella creación para ti. Quiero que mires al cielo esta noche, allí estará tu regalo, la muestra de mi agradecimiento y mi amor hacia ti. Debo agradecer al Ser Supremo por darme una sobrina que se comportó durante estos días como mi propia hija. Tú tienes ahora el poder, úsalo con sabiduría.

Se abrazaron por largo tiempo. Jesrael entró a la habitación para decir que todo estaba listo. Lynx no quiso que cerraran la burbuja hasta que salieran de la fortaleza. Ya no podía caminar así que Jesrael tuvo que tomarla en sus brazos para trasportarla. Recorrieron poco a poco los lujosos pasillos del castillo. Al llegar a la entrada Lynx hizo señas para que Jesrael se detuviera. Ella alzó la cabeza lentamente y miró hacia la parte superior de las escaleras. Para sorpresa de Zalixa, allí estaba Dracos, con el mismo rostro inexpresivo. 

Zalixa miró a su tía y vio que su aura brilló por unos instantes suavemente hacia Dracos. El permanecía mudo, inmóvil. Jesrael continuó la marcha y Zalixa los siguió. Antes de salir miró hacia Dracos y le pareció ver que una lágrima brotaba de sus ojos. El la miró por un momento y luego desapareció en la oscuridad.

Jesrael colocó a Lynx dentro del vehículo y aseguró los cinturones. Luego se acercó a Zalixa para despedirse.

— Gracias Zalixa por todo lo que hiciste por nosotros. Nunca lo olvidaremos. Sé que tu tía no llegará a Ashgard con vida, pero ella no dormirá sola en las estrellas. Mira — dijo descubriendo la parte derecha de su pecho— mi Sagitta se ha tornado verde pálido, muy pronto moriré. Sé que estaré para los honores que le harán en Ashgard, pero no duraré más de tres meses. Mi nieto vendrá por ti y te tratará como una diosa, porque es así como te portaste con nosotros. Ojalá que seas tú la que pueda terminar con este sacrificio que debe cumplir tu familia. Mis bendiciones están contigo y que tu aura brille por siempre.

Jesrael abrazó fuertemente a Zalixa. Luego entró en el vehículo y comenzaron su viaje. Zalixa observó inmóvil cómo el vehículo se alejaba lentamente hasta que fue un punto en el horizonte. Abrió la puerta, tal como le había enseñado su tía, sabiendo que esto debilitaría aún más a Lynx.

Su tía se había marchado y ella estaba sola en aquella jaula de oro. Ahora debía esperar el regalo de su tía. Debía mirar al cielo tal como ella le había dicho, así que se acostó a la orilla del río.







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